A 200 años de la Revolución de mayo.
Por la segunda y definitiva independencia.
Hoy nos convocamos como pueblo organizado, como fuera en aquel 25 de mayo de 1810, a levantar bien en alto las banderas Revolucionarias de Mayo.
No estamos aquí por simple rememoración histórica, sino convencidos de que la tarea inconclusa de aquella gesta, la de lograr una verdadera independencia, es un camino indelegable e impostergable que debemos transitar. Pues ahí reside la verdadera posibilidad de alcanzar la libertad y soberanía plena para decidir nuestras prioridades, nuestras metas y nuestros principios de organización social. En síntesis: Definir y concretar nuestro propio modelo económico y social, con dignidad, justicia e igualdad.
La Revolución de Mayo de 1810 y la guerra de la Independencia son parte de la primera revolución liberadora en el marco del proceso de la Independencia Hispanoamericana. Este proceso logró la destrucción de la dominación colonial en lo que hoy denominamos América Latina. En particular en ese proceso se conformó Argentina con un hito fundamental, la declaración de nuestra independencia en 1816.
Para completar y profundizar ese triunfo debería haberse logrado un cambio revolucionario en lo económico y social. Sin embargo, derrotada la posición revolucionaria, el proceso de independencia quedó inconcluso.
Aunque podríamos hacer un análisis histórico que permitiera comprender por qué ese proyecto Revolucionario fue derrotado o por qué hablamos de revolución inconclusa, es suficiente analizar nuestro presente, y encontraremos las pruebas suficientes para tomar conciencia de las cadenas que aún hoy nos sujetan y oprimen.
La dependencia y el atraso al cuál estamos sometidos queda evidenciada en:
- La deuda externa, fraudulenta e ilegítima, que posterga continuamente la deuda interna. Si por algo podemos afirmar que los mecanismos de dominación se han actualizado y complejizado a la par del desarrollo de un sistema mundial hegemónico, al cual denominamos imperialismo, la deuda externa es el más claro y fiel exponente de esa dominación. No sólo debieron aplastar a través del terrorismo de estado y el genocidio los procesos de liberación continental de los 60`s y 70`s, sino que además tuvieron que hambrear varias generaciones para perpetrar este saqueo al pueblo trabajador pagando inmensas sumas de dinero. Pagando una deuda que no solo se adquirió de manea ilegal, sino que es fraudulenta e inmoral. Cuando hoy tanto el Gobierno Nacional y la oposición de Derecha aparecen como modelos en disputa, en algo sí están de acuerdo: Legitimar y ratificar la dependencia al acordar en pagar la Deuda externa, fortaleciendo la subordinación a los Capitales Financieros Transnacionales.
- La continuidad del saqueo de los recursos naturales y energéticos. En este punto también coinciden Gobierno y Oposición de Derecha. Tanto unos como otros ni siquiera hablan del tema. Pues sus intereses político-económicos son los mismos. Están ligados a las empresas transnacionales que no sólo nos enajenan de los recursos bajo las tierras de nuestra patria, sino que asesinan y destruyen vida humana y natural a través de la depredación y el envenenamiento, como ser la Megaminería a cielo Abierto. Esta también es una moderna forma de exterminio del neo-colonialismo.
- La postergación de la que son objeto los pueblos originarios, fundamentalmente en su derecho a la tierra y el respeto de su cultura, sus símbolos y sus creencias. Si la colonia a través de la espada, la pólvora y la Cruz implantó su sistema político-económico, los dos siglos que le prosiguieron a la revolución inconclusa de mayo, continuaron arrasando a los pueblos originarios y culminaron por arrebatarles la totalidad de sus territorios, a la vez que los sometían atrozmente a la modernidad del “orden y el progreso”. Hoy la nueva forma que asume este sometimiento es por medio del hambre, la exclusión y la discriminación.
- Un sistema político-económico al servicio de los monopolios, las transnacionales y el imperialismo. Después de 200 años de la revolución de mayo las mayorías sociales están excluidas de las grandes decisiones de nuestra patria. Sólo quienes manejan recursos ilimitados de dinero, apoyados por los grandes monopolios, ligados a instituciones financieras y de conocimiento, bancadas por las multinacionales, pueden participar del sistema político. Todavía tenemos una constitución en la que el pueblo no decide ni delibera, sólo lo hacen sus representantes. Estos se adjudican el cheque en blanco que les da el voto popular y se encargan de castigar más aún al pueblo trabajador, en favor de los monopolios.
- Un modelo cultural y una identidad dependientes, acordes con los intereses dominantes. La concentración económica, sostenida por un sistema político que la refuerza y profundiza, es acompañada de una concentración de medios masivos de comunicación, producción cultural y propaganda ideológica. La marginación de las diversas culturas, en particular la popular, y la edificación de modelos e identidades sociales son acordes a los intereses dominantes. En este caso los monopolios que se benefician de la dependencia y el atraso social-económico de las amplias masas del pueblo.
Por todo esto, nosotros marchamos decididos y con determinación hacia la segunda y definitiva independencia. Recorremos el mismo camino de la liberación e independencia debiendo concluir la tarea de nuestros héroes de mayo de 1810. Retomando las banderas de San Martín, Bolívar, Moreno, Belgrano, Castelli, Artigas entre otros revolucionarios que dieron su sangre por la independencia. Nosotros, parte de la clase trabajadora, como sujetos históricos reconocemos el legado de nuestros antecesores en sus ideas de libertad y justicia; y es así que asumimos el compromiso y la firmeza de llevarlas a la práctica.
Hoy marchamos concientemente junto a nuestros pueblos originarios en una unidad transformadora de la realidad. Debemos terminar con la postergación histórica de los mismos. Son más de 500 años de opresión y resistencia. Su lucha debe ser parte íntegra y fundamental de nuestro proyecto emancipador.
También estamos en la calle, como en 1810, luchando por la defensa de nuestra identidad integrados a nuestros hermanos latinoamericanos en el mismo proceso libertario. Es así que reivindicamos nuestra pertenencia al proceso abierto por los pueblos de Cuba, Venezuela, Bolivia y Ecuador. Estos organizados y movilizados en masas se han decidido por la lucha final hacia la definitiva independencia, y sentando las bases de la Patria Grande con la que soñaron los Libertadores de los pueblos de América.
Nosotros los trabajadores y trabajadoras, uniremos en un solo haz todas nuestras batallas populares en contra del saqueo del modelo liberal. Día a día las afrontamos cuando defendemos el derecho a la libertad y democracia sindical para poder organizarnos. Defendemos con nuestras luchas los recursos naturales que salen como materia prima por los puertos privados de las grandes multinacionales. Defendemos nuestro derecho a elegir y a participar como ciudadanos y ciudadanas activamente sin delegar. Defendemos y reclamamos mayor distribución de la riqueza y que el esfuerzo de nuestro trabajo acumulado en las reservas no vayan a las manos de especuladores pagando una deuda externa ilegitima, espuria, que ha hambreado y quitado todas las oportunidades de una vida digna a nuestros niños. Es por esto que por sobre todas las cosas sostenemos a viva voz ¡¡Ni un pibe más con hambre!!
En definitiva intentando hacer una síntesis entendemos que la Revolución es el yunque donde se vienen forjando las luchas que resisten la crisis capitalista de millones de obreros y pueblos originarios, tal como lo vienen haciendo nuestros hermanos trabajadores en Latinoamérica y en todo el planeta.
Finalmente proponemos al pueblo explotado y oprimido, que juntos convoquemos a Cabildos Abiertos en cada ciudad de esta provincia y del país, donde debatamos retomando el pensamiento de Bolívar, San Martín y de quienes han coherentemente continuado su legado. Aglutinemos las luchas del presente, y desarrollemos y planifiquemos las acciones a seguir para continuar y profundizar este proyecto de liberación. Porque es imprescindible recobrar los resortes clave de nuestra economía y de la política para ser verdadera y definitivamente pueblos libres.
¡Viva los pueblos que luchan contra la opresión!
¡¡No a la injerencia Imperialista en nuestros pueblos!!
Por una América Latina definitivamente Independiente y Soberana.
Por la segunda y definitiva independencia.
Hoy nos convocamos como pueblo organizado, como fuera en aquel 25 de mayo de 1810, a levantar bien en alto las banderas Revolucionarias de Mayo.
No estamos aquí por simple rememoración histórica, sino convencidos de que la tarea inconclusa de aquella gesta, la de lograr una verdadera independencia, es un camino indelegable e impostergable que debemos transitar. Pues ahí reside la verdadera posibilidad de alcanzar la libertad y soberanía plena para decidir nuestras prioridades, nuestras metas y nuestros principios de organización social. En síntesis: Definir y concretar nuestro propio modelo económico y social, con dignidad, justicia e igualdad.
La Revolución de Mayo de 1810 y la guerra de la Independencia son parte de la primera revolución liberadora en el marco del proceso de la Independencia Hispanoamericana. Este proceso logró la destrucción de la dominación colonial en lo que hoy denominamos América Latina. En particular en ese proceso se conformó Argentina con un hito fundamental, la declaración de nuestra independencia en 1816.
Para completar y profundizar ese triunfo debería haberse logrado un cambio revolucionario en lo económico y social. Sin embargo, derrotada la posición revolucionaria, el proceso de independencia quedó inconcluso.
Aunque podríamos hacer un análisis histórico que permitiera comprender por qué ese proyecto Revolucionario fue derrotado o por qué hablamos de revolución inconclusa, es suficiente analizar nuestro presente, y encontraremos las pruebas suficientes para tomar conciencia de las cadenas que aún hoy nos sujetan y oprimen.
La dependencia y el atraso al cuál estamos sometidos queda evidenciada en:
- La deuda externa, fraudulenta e ilegítima, que posterga continuamente la deuda interna. Si por algo podemos afirmar que los mecanismos de dominación se han actualizado y complejizado a la par del desarrollo de un sistema mundial hegemónico, al cual denominamos imperialismo, la deuda externa es el más claro y fiel exponente de esa dominación. No sólo debieron aplastar a través del terrorismo de estado y el genocidio los procesos de liberación continental de los 60`s y 70`s, sino que además tuvieron que hambrear varias generaciones para perpetrar este saqueo al pueblo trabajador pagando inmensas sumas de dinero. Pagando una deuda que no solo se adquirió de manea ilegal, sino que es fraudulenta e inmoral. Cuando hoy tanto el Gobierno Nacional y la oposición de Derecha aparecen como modelos en disputa, en algo sí están de acuerdo: Legitimar y ratificar la dependencia al acordar en pagar la Deuda externa, fortaleciendo la subordinación a los Capitales Financieros Transnacionales.
- La continuidad del saqueo de los recursos naturales y energéticos. En este punto también coinciden Gobierno y Oposición de Derecha. Tanto unos como otros ni siquiera hablan del tema. Pues sus intereses político-económicos son los mismos. Están ligados a las empresas transnacionales que no sólo nos enajenan de los recursos bajo las tierras de nuestra patria, sino que asesinan y destruyen vida humana y natural a través de la depredación y el envenenamiento, como ser la Megaminería a cielo Abierto. Esta también es una moderna forma de exterminio del neo-colonialismo.
- La postergación de la que son objeto los pueblos originarios, fundamentalmente en su derecho a la tierra y el respeto de su cultura, sus símbolos y sus creencias. Si la colonia a través de la espada, la pólvora y la Cruz implantó su sistema político-económico, los dos siglos que le prosiguieron a la revolución inconclusa de mayo, continuaron arrasando a los pueblos originarios y culminaron por arrebatarles la totalidad de sus territorios, a la vez que los sometían atrozmente a la modernidad del “orden y el progreso”. Hoy la nueva forma que asume este sometimiento es por medio del hambre, la exclusión y la discriminación.
- Un sistema político-económico al servicio de los monopolios, las transnacionales y el imperialismo. Después de 200 años de la revolución de mayo las mayorías sociales están excluidas de las grandes decisiones de nuestra patria. Sólo quienes manejan recursos ilimitados de dinero, apoyados por los grandes monopolios, ligados a instituciones financieras y de conocimiento, bancadas por las multinacionales, pueden participar del sistema político. Todavía tenemos una constitución en la que el pueblo no decide ni delibera, sólo lo hacen sus representantes. Estos se adjudican el cheque en blanco que les da el voto popular y se encargan de castigar más aún al pueblo trabajador, en favor de los monopolios.
- Un modelo cultural y una identidad dependientes, acordes con los intereses dominantes. La concentración económica, sostenida por un sistema político que la refuerza y profundiza, es acompañada de una concentración de medios masivos de comunicación, producción cultural y propaganda ideológica. La marginación de las diversas culturas, en particular la popular, y la edificación de modelos e identidades sociales son acordes a los intereses dominantes. En este caso los monopolios que se benefician de la dependencia y el atraso social-económico de las amplias masas del pueblo.
Por todo esto, nosotros marchamos decididos y con determinación hacia la segunda y definitiva independencia. Recorremos el mismo camino de la liberación e independencia debiendo concluir la tarea de nuestros héroes de mayo de 1810. Retomando las banderas de San Martín, Bolívar, Moreno, Belgrano, Castelli, Artigas entre otros revolucionarios que dieron su sangre por la independencia. Nosotros, parte de la clase trabajadora, como sujetos históricos reconocemos el legado de nuestros antecesores en sus ideas de libertad y justicia; y es así que asumimos el compromiso y la firmeza de llevarlas a la práctica.
Hoy marchamos concientemente junto a nuestros pueblos originarios en una unidad transformadora de la realidad. Debemos terminar con la postergación histórica de los mismos. Son más de 500 años de opresión y resistencia. Su lucha debe ser parte íntegra y fundamental de nuestro proyecto emancipador.
También estamos en la calle, como en 1810, luchando por la defensa de nuestra identidad integrados a nuestros hermanos latinoamericanos en el mismo proceso libertario. Es así que reivindicamos nuestra pertenencia al proceso abierto por los pueblos de Cuba, Venezuela, Bolivia y Ecuador. Estos organizados y movilizados en masas se han decidido por la lucha final hacia la definitiva independencia, y sentando las bases de la Patria Grande con la que soñaron los Libertadores de los pueblos de América.
Nosotros los trabajadores y trabajadoras, uniremos en un solo haz todas nuestras batallas populares en contra del saqueo del modelo liberal. Día a día las afrontamos cuando defendemos el derecho a la libertad y democracia sindical para poder organizarnos. Defendemos con nuestras luchas los recursos naturales que salen como materia prima por los puertos privados de las grandes multinacionales. Defendemos nuestro derecho a elegir y a participar como ciudadanos y ciudadanas activamente sin delegar. Defendemos y reclamamos mayor distribución de la riqueza y que el esfuerzo de nuestro trabajo acumulado en las reservas no vayan a las manos de especuladores pagando una deuda externa ilegitima, espuria, que ha hambreado y quitado todas las oportunidades de una vida digna a nuestros niños. Es por esto que por sobre todas las cosas sostenemos a viva voz ¡¡Ni un pibe más con hambre!!
En definitiva intentando hacer una síntesis entendemos que la Revolución es el yunque donde se vienen forjando las luchas que resisten la crisis capitalista de millones de obreros y pueblos originarios, tal como lo vienen haciendo nuestros hermanos trabajadores en Latinoamérica y en todo el planeta.
Finalmente proponemos al pueblo explotado y oprimido, que juntos convoquemos a Cabildos Abiertos en cada ciudad de esta provincia y del país, donde debatamos retomando el pensamiento de Bolívar, San Martín y de quienes han coherentemente continuado su legado. Aglutinemos las luchas del presente, y desarrollemos y planifiquemos las acciones a seguir para continuar y profundizar este proyecto de liberación. Porque es imprescindible recobrar los resortes clave de nuestra economía y de la política para ser verdadera y definitivamente pueblos libres.
¡Viva los pueblos que luchan contra la opresión!
¡¡No a la injerencia Imperialista en nuestros pueblos!!
Por una América Latina definitivamente Independiente y Soberana.